sábado, 31 de enero de 2009

orquestada.

Dejo las monedas en su canastita.


Apagas luces con los labios, las manos están ocupadas en el sopor. Quien escribiría esta historia?
Siempre creí que eran invenciones de cineastas que desvirtuaban a más no poder, pero cuando empecé a vivirla me encontré con una realidad ultra ficticia que yo misma, con labios y manos, estaba llevando a cabo.
Que curioso, cada juego de palabras, sus múltiples sentidos y los gestos. Quien iba a creerlo?
No solo dudo de una verdad, si no que dudo hasta incluso de las obviedades que en un fondo profundo y tapiado conozco como todas mis neuronitas expectantes por morir.

[…]"Gárgaras de sangre, dulce, amarga, viva y muerta.
Pero cuando digo ‘muerta’ no digo ‘muerta’ sino, desaparición. Un anhelo, no una No-Existencia.
Utilizando la contradicción se llega caminando despacio pero sin tropezar a donde se proyectó que se llegaría.
Porque cuando digo muerte digo miedo y temo decirlo.
El escritor posaba la copa entre el pensamiento y el fluir del mismo, todo a su vez posándose en su escena. Supo construir las superficies sobre cimientos estables, a lo que él llamó ‘perfecto’ y yo ‘perfección’ ¿Quien desea que se caiga?"[…]



La aprobación suele tomar lugar, pero no siempre es la correcta.
Grande Roco, tardaste en entenderlo pero lo lograste (¡) …

Un auto entero de 15 años por mover con una fusión del instinto y una cama para dos en la que fuimos cuatro, pero dos jugamos.
Terrible calentura, pero fue por la situación. No fui yo, ni ella.

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