jueves, 15 de enero de 2009

limón-

Hago el esfuerzo de no comenzar todo como siempre lo hago, pero es imposible.

Nadie jamás se detendrá por nada de esto, por falta de credibilidad, de esa que te otorgan las cifras, los títulos, los recibos y los viajes. La sabiduría que regala el tiempo, dicen.
Hay cierta incredulidad que me destroza, ignorancia. Ah … ‘mediocridad’ me susurraban por dentro. Antes todo sabía ser más extenso y conciso a la vez, pero ahora parece haberse transformado en una simple acción de desahogo mecánico en el que no hago más que desgarrar el temor con uñas que me arranqué en la infancia. (La puerta lastimosamente cedió al cierre conmigo en el medio.)
Hay cosas que están mal dichas, un expresar confuso y desarmonizado; y ni el más eterno y sincero amor se detiene a comprender.
Mi problema es creer, pretender y esperar.
Estoy buscando una sola persona en el mundo que, sin asco y odio, me diga que nada de lo que hago está mal.

[Vivo en un constante dialogo de secuencias que no fueron; de espacios por habitar.
Triste? … Y no contesté.
‘Si, triste’ ella afirmó.
Ahí es cuando giré, le di la espalda y me dormí para no hablar.]

Los cigarrillos arden, y gracias a Dios, (si, a Dios!) tengo dos.
Y a la comida le pongo mucho, pero mucho, más limón.

1 comentario:

Druida del Sur dijo...

NADA DE LO QUE HACES ESTA MAL
PELOTUDA

no hay que pensar en los rollos
somos atomos inmiscuidos en un micromundo, la tristeza del mal no sirve, no seas hija de puta por favor, si seguis creyendo que haces las cosas mal jodes a vos y a otros que no importan una mierda pero igual


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