Las manos curtidas por todo lo que no se ha hecho todavía, dando una cronología que no fue y un nuevo engaño.
Siempre interpreté que una se amaba a la otra más que yo a ellas basándome en lo ya impuesto por una armoniosa poesía, nunca antes habiéndome detenido a re analizar y conceptuar.
El encierro cuantitativo sigue su curso y yo la secuela de ser.
O del ser en cuestión, o de los seres que ya ni me esmero en cuestionar.
Abrías la puerta y te chocabas con el encierro. Un cencerro que no volverá a sonar e infinitas voces que preferirías no escuchar jamás.
Otra mañana para amanecerte una vez más.
Y una presencia se hace indispensable, volteándose uno para nunca perderle el rastro.
Y no hablo de ese amor que destruye, hablo de la relación sana, pero obstruida.
Tengo un largo fin de semana para reconciliarme con la palabra y Morfeo.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario